Horas antes del juego contra Italia, en Manchester, se conoció que Jorge Sampaoli había decidido darle descanso a Lionel Messi.
El crack rosarino venía arrastrando una molestia en el isquiotibial y el entrenador decidió que no era necesario arriesgarlo en un amistoso.
Por ese motivo, decidió mandar a la cancha en reemplazo de “Leo” a Giovanni Lo Celso. Si bien es cierto que Argentina no jugó un mal partido, quedó demostrado que sin su máxima estrella es un equipo terrenal, que puede ganar o perder contra cualquier rival.
Ayer, una Italia que busca la refundación tras haberse quedado afuera de Rusia 2018, con un entrenador interino y con un equipo que había recibido muchas críticas durante los últimos días, supo poner en aprietos a la Selección, en más de una ocasión.
Lo Celso intentó ponerse el traje de armador, pero ese estaba hecho a la medida de Messi y le quedó demasiado grande al jugador de París Saint Germain.
En su defensa, y en la de muchos otros que tuvieron su oportunidad ayer en el “Etihad Stadium”, puede decirse que es muy prematuro dar algún juicio de valor con sólo un juego por delante.
Mucho más en un deporte colectivo como lo es el fútbol, el rodaje influye muchísimo y a eso debe apuntar a Sampaoli. Está claro que el DT por ahora no tiene en claro quiénes conformará la lista de quienes participarán del Mundial, por eso utiliza estos amistosos para ver en acción a muchos jugadores.
Lo cierto es que debe ganar tiempo. Primero, decidiendo la nómina definitiva, y luego ensayando en la parte táctica, tratando de que el equipo tenga una identidad y un estilo de juego. Ayer, más allá de algunos pasajes, fueron más incursiones individuales que otra cosa.
Si falta Messi, parece no haber plan “B” y eso no puede pasar, por más que el que no esté sea el mejor del mundo.